martes, 7 de enero de 2014

Evo Morales prolonga su lucha falsa contra el narcotráfico, en año electoral

Evo Morales prolonga su lucha falsa contra el narcotráfico, en año electoral

 Por otro año MAS, Evo Morales ha inaugurado la erradicación de cocales en el país. Resaltando los logros que según sus palabras, ha reconocido la comunidad internacional, haciendo referencias a cifras que no tienen ningún respaldo. Arengando que todo ha sido un éxito, sin establecer metas para el presente año ha dado por inaugurado los trabajos.


  
Se pone en evidencia que todo ese show tenía un objetivo estratégico, anunciar que “no se va a permitir cultivos de coca en ningún parque o reserva forestal”. Y por si fuera poco, ofrece tierras a los cocaleros a cambio que no avasallen dichas reservas. Anteriormente entregó vagonetas cero kilómetro a las federaciones de cocaleros del Chapare, para que tengan en que movilizarse, todas adquiridas con recursos públicos. A su vez, estos cocaleros anuncian que no permitirán que nadie MAS haga campaña en aquella región de nuestra Bolivia, verdadero motivo de todo.

Este cúmulo de delitos, mentiras, engaños y corrupción tiene el único propósito de alcanzar el ansiado tercer mandato, ilegal a todas luces. Menos para el Tribunal Constitucional y sus socios del ALBA, que aprovechando el total control de sus Parlamentos, ya hicieron aprobar la reelección indefinida en algunos de ellos y se convierte en objetivos de los restantes.
Develado el meollo de tan singular acto, nos ponemos a la no menos importante tarea de escudriñar esta telaraña populista, que encierra una de las claves de Evo 2014. Si bien la erradicación es un mandato de la ley 1008, en los MAS de 8 años que lleva Evo en el gobierno, jamás se ha cumplido. Por el contrario, la erradicación ha sido desmantelada en su estructura y disminuyendo sus misiones. Siendo la erradicación un pilar fundamental en cualquier plan serio contra el narcotráfico, pues la coca es la materia prima e imprescindible en la elaboración de la cocaína, cuyas hojas que se producen en el Chapare en su totalidad termina en la poza de maceración del estupefaciente.

La formula es simple “menos coca, menos cocaína”. Pero los bolivianos saben que Evo por MAS de 20 años viene incentivando su producción, protegiendo su destrucción y buscando su ampliación. Todos los cocales existentes en el Chapare son ilegales, pues el Decreto Supremo que dictó Carlos Mesa otorgando un cato por familia, en el que hoy se ampara Evo para justificar los cocales en el Chapare, jamás estará por encima de una ley. La ley 1008 establece que toda coca excedentaria debe ser erradicada en su totalidad. Mandato que se extiende obligatoriamente para la coca que exceden las 12.000 hectáreas en los Yungas. Al día de hoy, los cocales en el Chapare superan las 35.000 hectáreas y en los Yungas MAS de 19.000 hectáreas. Actualmente la coca excedentaria que debe ser erradicada llega a la suma de 42.000 hectáreas (35.000 has. del Chapare y 7.000 has. de los Yungas).

Sí, Evo ha tenido un rotundo éxito en defender la coca ilegal, en recuperar en la última década las extensiones que fueron erradicadas con el plan dignidad y avanzar contra los parques nacionales y reservas forestales. A quién le queda alguna duda que quiere tomar y llenar de coca totalmente el TIPNIS, que el parque Amboró y la reserva del Choré cada día tienen MAS cocales. Nadie la erradica y los laboratorios de cristalización de cocaína han terminado con la belleza de las  orillas del ríos y con la espesura del bosque. Donde los cocaleros disfrazados de colonos han convertido los últimos pulmones del país en sus más inexpugnables refugios para su delictivas narco actividades. Ahuyentando la fauna con sus motores que funcionan día y noche, cuya caza furtiva aniquila las especies que habitaban esa vieja mara, hoy en pedazos. Eso y MAS es la realidad que azota con toda su barbarie a lo que la ley protege. El gobierno dice defender y sus conmilitones no paran, mientras la complicidad sea el silencio. La declaración sigue siendo el camino MAS rápido para no hacer nada. Solo la terrible desertificación de la tierra que se avecina, a consecuencia de la sequía que provocará la destrucción del bosque, será la sentencia definitiva.                   
Sí, la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico avanza contra los cientos de bolivianos que hoy están sometidos a la terrible cadena del narcotráfico. Corrompidas por  su dinero maldito, cientos condenados en diferentes cárceles de naciones extranjeras por el tráfico, otros MAS sumidos en las alcantarillas de la diferentes ciudades del país, en el terrible submundo de la adición, abandonados por un estado que se niega a reconocer las consecuencias de su satánico plan. Todo manipulada por diferentes cárteles que operan en el estado plurinacional. Cuyos funcionarios son los principales dirigentes cocaleros del Chapare que pasaron de tener cargos sindicales en las federaciones de cocaleros, a ser las autoridades de control de la hoja de coca. El ejemplo MAS emblemático es el caso de Luis Cutipa, ex-director General de la Coca e Industrialización (Digcoin), que fue encubierto por el gobierno por desviar 2.327 toneladas de hoja de coca al narcotráfico, coca que fue incautada desde 2006 y 2012. Esto termina por demostrar irrefutablemente que nunca el plan de Evo fue en contra del narcotráfico. 

Nos toca apelar como inspiración la lucha de Melchor Pinto Parada contra las drogas, logrando que se dicte la primera ley Nacional de Control de Substancias Peligrosa e inmortalizando la famosa frase "A grandes males, grandes remedios". El caso Huanchaca y el siempre presente asesinato de Noel Kempff, cuyo sacrificio provocó el mayor sacudón en una sociedad inerte ante el delito de lesa humanidad y las miles de tragedias de bolivianos que sin alternativas y encandilados por la riqueza, son presas fáciles para las fauces de la bestia, insaciable que devora el presente y condena el futuro.

El discurso del MAS está delineado para hacer que las mentiras suenen verdaderas y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de consistencia a una lucha falsa contra el narcotráfico.  



Guido Náyar Parada



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