Evo Morales prolonga su lucha falsa contra el narcotráfico, en año
electoral
Por otro año MAS, Evo Morales ha
inaugurado la erradicación de cocales en el país. Resaltando los logros que
según sus palabras, ha reconocido la comunidad internacional, haciendo
referencias a cifras que no tienen ningún respaldo. Arengando que todo ha sido
un éxito, sin establecer metas para el presente año ha dado por inaugurado los
trabajos.
Se pone en evidencia que
todo ese show tenía un objetivo estratégico, anunciar que “no se va a permitir cultivos de coca en ningún parque o reserva
forestal”. Y por si fuera poco, ofrece tierras a los cocaleros a cambio que
no avasallen dichas reservas. Anteriormente entregó vagonetas cero kilómetro a
las federaciones de cocaleros del Chapare, para que tengan en que movilizarse,
todas adquiridas con recursos públicos. A su vez, estos cocaleros anuncian que
no permitirán que nadie MAS haga campaña en aquella región de nuestra Bolivia,
verdadero motivo de todo.
Este cúmulo de delitos,
mentiras, engaños y corrupción tiene el único propósito de alcanzar el ansiado
tercer mandato, ilegal a todas luces. Menos para el Tribunal Constitucional y
sus socios del ALBA, que aprovechando el total control de sus Parlamentos, ya
hicieron aprobar la reelección
indefinida en algunos de ellos y se convierte en objetivos de los
restantes.
Develado el meollo de tan
singular acto, nos ponemos a la no menos importante tarea de escudriñar esta
telaraña populista, que encierra una de las claves de Evo 2014. Si bien la erradicación es un mandato de la ley 1008, en
los MAS de 8 años que lleva Evo en el gobierno, jamás se ha cumplido. Por
el contrario, la erradicación ha sido desmantelada en su estructura y
disminuyendo sus misiones. Siendo la erradicación un pilar fundamental en
cualquier plan serio contra el narcotráfico, pues la coca es la materia prima e
imprescindible en la elaboración de la cocaína, cuyas hojas que se producen en
el Chapare en su totalidad termina en la poza de maceración del estupefaciente.
La formula es simple “menos
coca, menos cocaína”. Pero los bolivianos saben que Evo por MAS de 20 años
viene incentivando su producción, protegiendo su destrucción y buscando su
ampliación. Todos los cocales existentes en el Chapare son ilegales, pues el
Decreto Supremo que dictó Carlos Mesa otorgando un cato por familia, en el que hoy se ampara Evo para justificar
los cocales en el Chapare, jamás estará por encima de una ley. La ley 1008
establece que toda coca excedentaria debe ser erradicada en su totalidad.
Mandato que se extiende obligatoriamente para la coca que exceden las 12.000
hectáreas en los Yungas. Al día de hoy, los cocales en el Chapare superan las
35.000 hectáreas y en los Yungas MAS de 19.000 hectáreas. Actualmente la coca
excedentaria que debe ser erradicada llega a la suma de 42.000 hectáreas (35.000 has. del Chapare y 7.000 has. de los
Yungas).
Sí, Evo ha tenido un rotundo éxito en defender la coca ilegal, en
recuperar en la última década las extensiones que fueron erradicadas con el plan dignidad y avanzar contra los
parques nacionales y reservas forestales. A quién le queda alguna duda que quiere
tomar y llenar de coca totalmente el TIPNIS, que el parque Amboró y la reserva
del Choré cada día tienen MAS cocales. Nadie la erradica y los laboratorios de
cristalización de cocaína han terminado con la belleza de las orillas del ríos y con la espesura del
bosque. Donde los cocaleros disfrazados de colonos han convertido los últimos
pulmones del país en sus más inexpugnables refugios para su delictivas narco
actividades. Ahuyentando la fauna con sus motores que funcionan día y noche,
cuya caza furtiva aniquila las especies que habitaban esa vieja mara, hoy en
pedazos. Eso y MAS es la realidad que azota con toda su barbarie a lo que la
ley protege. El gobierno dice defender y sus conmilitones no paran, mientras la
complicidad sea el silencio. La declaración sigue siendo el camino MAS rápido
para no hacer nada. Solo la terrible desertificación de la tierra que se
avecina, a consecuencia de la sequía que provocará la destrucción del bosque,
será la sentencia definitiva.
Sí, la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico avanza contra
los cientos de bolivianos que hoy están sometidos a la terrible cadena del
narcotráfico. Corrompidas por su dinero
maldito, cientos condenados en diferentes cárceles de naciones extranjeras por
el tráfico, otros MAS sumidos en las alcantarillas de la diferentes ciudades
del país, en el terrible submundo de la adición, abandonados por un estado que
se niega a reconocer las consecuencias de su satánico plan. Todo manipulada por
diferentes cárteles que operan en el estado plurinacional. Cuyos funcionarios
son los principales dirigentes cocaleros del Chapare que pasaron de tener
cargos sindicales en las federaciones de cocaleros, a ser las autoridades de
control de la hoja de coca. El ejemplo MAS emblemático es el caso de Luis
Cutipa, ex-director General de la Coca e Industrialización (Digcoin), que fue
encubierto por el gobierno por desviar 2.327 toneladas de hoja de coca al
narcotráfico, coca que fue incautada desde 2006 y 2012. Esto termina por
demostrar irrefutablemente que nunca el plan de Evo fue en contra del
narcotráfico.
Nos toca apelar como inspiración la lucha de Melchor Pinto
Parada contra las drogas, logrando que se dicte la primera ley Nacional de
Control de Substancias Peligrosa e inmortalizando la famosa frase "A
grandes males, grandes remedios". El caso Huanchaca y el siempre presente
asesinato de Noel Kempff, cuyo sacrificio provocó el mayor sacudón en una
sociedad inerte ante el delito de lesa humanidad y las miles de tragedias de
bolivianos que sin alternativas y encandilados por la riqueza, son presas
fáciles para las fauces de la bestia, insaciable que devora el presente y
condena el futuro.
El
discurso del MAS está delineado para hacer que las mentiras suenen verdaderas y
el asesinato respetable, y para dar una apariencia de consistencia a una lucha
falsa contra el narcotráfico.
Guido Náyar Parada
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