CARLOS
SUBIRANA, EL RASPUTÍN DEL CASO TERRORISMO
Acorralado por sus propios
delitos y desesperado, ve como su castillo de corrupción, extorsiones y
chantajes, se viene abajo. Busca ganar tiempo a cualquier precio. Vuelve a
recurrir a lo que le ha dado "fama", riqueza y poder, la manipulación, toda forma
de cohecho y su enfermiza adicción al dinero.
La ansiedad lo domina, se ha
convertido en una persona obesa, jadea al hablar y tartamudea hoy MAS que
nunca. Un claro ejemplo que la inteligencia no siempre está al servicio del
bien. Por el contrario, es producto de una metamorfosis antinatural. De ser un
hombre temeroso de Dios, se convirtió en todo lo contrario.
Hoy descubierto en sus
extorsiones, camufladas al principio del caso terrorismo como "abogado defensor" de un gran
número de cruceños, -dirigentes de las diferentes cooperativas, empresarios,
políticos y MAS-, se convirtió en el recolector de millones para pagar a todos
los fiscales, supuestos contactos con los jueces paceños que seguían las
ordenes del MAS. Atesoraron una cuantiosa
suma de dinero con su socio Luis Clavijo.
Hasta fungieron como contraparte de Evo
Morales, en la ya develada "reunión
de la traición" con Rubén Costas, Ronald Castedo y Francisco Cirbian, en
el domicilio de Roly Aguilera.
Se
había ganado la confianza de propios y extraños, haciendo
creer que con su patrocinio y declarando en la ciudad de La Paz quedaban
libres. A otros los engañaba mintiéndoles que los habían excluidos, que no serían
incluidos por sus gestiones en el listado de imputados, investigados o
sospechosos. Todo a cambio de dinero (honorarios), la condición sine qua non para
saldar supuestas negociaciones con el poder.
Parecía
el crimen perfecto, él había urdido buena parte del montaje,
incluyendo a su socio Luis Clavijo como pieza fundamental del desenlace final
de las ejecuciones del hotel Las Américas. Sellando una complicidad indisoluble
con la cúpula del MAS y logrando el acuerdo con el gobernador de Santa Cruz.
Lo
demás fue pan comido, el miedo de las víctimas, el abuso del
gobierno, la corrupción de los supuestos investigadores y la traición de las
autoridades de Santa Cruz, tuvo resultados insospechados. Millones de
bolivianos y cientos de dólares fluían a los bolsillos del Rasputín del caso
terrorismo. Moros y cristianos acudieron a su "consultorio", donde se
pagaba por adelantando la sanación judicial y el fin de la persecución.
Todos
los que fueron "clientes" del poderoso abogado,
fueron sometidos a verdaderas extorsiones con diferentes pretextos. Hoy
callados, unos porque el dinero que pagaron eran de propiedad de las cooperativas
y empresarios, que tienen contratos con el estado y sacaron buena parte de sus
utilidades. Otros fungen de opositores al gobierno, otros pusieron el dinero
por parientes, amigos y no quieren verse involucrados. Hasta llegar a los que eran
perseguidos y se convirtieron en socios de Evo y Linera en verdaderos emporios económicos.
Saben que fueron víctimas, que su silencio es delictivo, pero primero están los
intereses y después el honor y la justicia.
El
montaje giró producto del pacto con las autoridades de Santa Cruz,
pero era urgente, por eso se concretó a la semana de las ejecuciones en el
hotel Las Américas. Era imprescindible para los intereses de Evo y cía., pues querían
evitar como diera lugar una reacción social, que podía terminar con muchos
muertos y con ello el fin del gobierno. La inmovilidad pactada con las
autoridades políticas, tuvo como propósito el desarrollo del montaje, hiriendo
de muerte la lucha por la causa autonómica y provocando el destierro de sus
verdaderos líderes, que fueron entregados. Todo fue un burdo negocio, donde el
dinero fue el fin y la traición el medio.
Esto prueba que Subirana no
solo logró infiltrar en el Ministerio de Gobierno a su socio Luis Clavijo, como
una pieza del montaje, sino que también tuvo acceso a la corrupción que se había
apoderado en nombre de la autonomía en Santa Cruz. Ciego en su ambición nunca
le importó la vida, la libertad, peor la dignidad de sus coterráneos. Solo vio
la oportunidad que había venido buscando y la tomó como si una deuda le diera
derecho a destruir familias.
Atrás
quedaba su vergonzoso paso por la política, promovido por Johnny
Fernández. Llegaba a titular del Ministerio de Justicia, en el gobierno del Gral.
Banzer, el mismo que lo despidió meses después, al evidenciar que no solo asistió
a la audiencia del criminal Diodato, sino que había tejido un entramado de corrupción
con la mayoría de los implicados en el caso. Se conoció que tiempo después, fue
expulsado de su logia, por extorsionar a sus dirigentes. Todo este cúmulo de
delitos, se convirtió en una experiencia que la puso en práctica, MAS los casos
que resolvía vía el soborno y a través de sus medios los transformaba en prestigio.
Los mismos que los echaron ayer, hoy asistían presurosos a su oficina para
buscar pactar con el "colla de oro", como lo apodaban a su socio Luis
Clavijo.
Todo
cambió el día que se conoció la grabación del exfiscal Soza,
donde lo acusaba de quedarse con el dinero que pedía en nombre de él. Ya la detención
de Zvonko hijo, fue una clara señal que el abogado infalible se había
terminado. Pues su socio Luis Clavijo había corrido suerte diferente y al mes
del crimen de Rósza estaba fuera de su cargo, para luego ser callado en Panamá,
destino que le terminó imponiendo el gobierno.
Pasaron los años, la verdad salió
a luz y brilla tan fuerte que pese a que varios cierran los ojos siguen viendo como
se acerca el fin de su impunidad. Los socios Subirana y Clavijo han vuelto a
mentir, lo han hecho ante un fiscal. Un delito MAS a su terrible colección,
pero con la diferencia que la opinión pública está cansada de los canallas. Se
refugian bajo los crímenes del gobierno, la traición de Rubén Costas y en el silencio
de los extorsionados.
La carta del exfiscal Soza,
es el empujón que siempre faltó. No queda ninguna duda de sus delitos, de los
millones que se robaron, que pese a sus esfuerzos de seguir buscando la protección
de gobierno, saben que la cuerda se soltó. Muy debajo de su beligerancia pública,
el miedo está a flor de piel. La venta de sus bienes empezó, son sus vacas y
propiedades rurales que acapararon las primeras en salir a su venta, saben que
todo es cuestión de tiempo. Solo queda el insulto desde sus medios de comunicación
que nadie los lee, pero evidencia su pronta fuga y su profecía contra el gobierno.
La investigación que están
llevando a adelante los fiscales, sobre la reunión
de la traición, está en marcha. Nadie puede detener la fuerza de las
pruebas que develará si Clavijo y Subirana eran los delegados por Evo Morales
para pactar con Rubén Costas. ¿La imputación de Ronald Castedo y Juan Carlos Velarde
fue un incumplimiento de lo pactado? ¿La exclusión de Francisco Cirbian fue una
paga adicional?
El
montaje fue desenmascarado total e íntegramente, jurídico y políticamente. Hoy
los bolivianos, y en especial los cruceños, deben conocer toda la verdad sobre
la terrible traición a su lucha autonómica.
¿Quién se robó sus aportes económicos? ¿Quién negoció su voluntad expresada en
las urnas? ¿Quiénes postergaron sus sueños de un mañana mejor? El tiempo ha
llegado.