viernes, 18 de abril de 2014

CARLOS SUBIRANA, EL RASPUTÍN DEL CASO TERRORISMO

CARLOS SUBIRANA, EL RASPUTÍN DEL CASO TERRORISMO



Acorralado por sus propios delitos y desesperado, ve como su castillo de corrupción, extorsiones y chantajes, se viene abajo. Busca ganar tiempo a cualquier precio. Vuelve a recurrir a lo que le ha dado "fama", riqueza y poder, la manipulación, toda forma de cohecho y su enfermiza adicción al dinero.

La ansiedad lo domina, se ha convertido en una persona obesa, jadea al hablar y tartamudea hoy MAS que nunca. Un claro ejemplo que la inteligencia no siempre está al servicio del bien. Por el contrario, es producto de una metamorfosis antinatural. De ser un hombre temeroso de Dios, se convirtió en todo lo contrario.

Hoy descubierto en sus extorsiones, camufladas al principio del caso terrorismo como "abogado defensor" de un gran número de cruceños, -dirigentes de las diferentes cooperativas, empresarios, políticos y MAS-, se convirtió en el recolector de millones para pagar a todos los fiscales, supuestos contactos con los jueces paceños que seguían las ordenes del MAS.  Atesoraron una cuantiosa suma de dinero con su socio Luis Clavijo. Hasta fungieron como  contraparte de Evo Morales, en la ya develada "reunión de la traición" con Rubén Costas, Ronald Castedo y Francisco Cirbian, en el domicilio de Roly Aguilera.

Se había ganado la confianza de propios y extraños, haciendo creer que con su patrocinio y declarando en la ciudad de La Paz quedaban libres. A otros los engañaba mintiéndoles que los habían excluidos, que no serían incluidos por sus gestiones en el listado de imputados, investigados o sospechosos. Todo a cambio de dinero (honorarios), la condición sine qua non para saldar supuestas negociaciones con el poder.

Parecía el crimen perfecto, él había urdido buena parte del montaje, incluyendo a su socio Luis Clavijo como pieza fundamental del desenlace final de las ejecuciones del hotel Las Américas. Sellando una complicidad indisoluble con la cúpula del MAS y logrando el acuerdo con el gobernador de Santa Cruz.

Lo demás fue pan comido, el miedo de las víctimas, el abuso del gobierno, la corrupción de los supuestos investigadores y la traición de las autoridades de Santa Cruz, tuvo resultados insospechados. Millones de bolivianos y cientos de dólares fluían a los bolsillos del Rasputín del caso terrorismo. Moros y cristianos acudieron a su "consultorio", donde se pagaba por adelantando la sanación judicial y el fin de la persecución.
Todos los que fueron "clientes" del poderoso abogado, fueron sometidos a verdaderas extorsiones con diferentes pretextos. Hoy callados, unos porque el dinero que pagaron eran de propiedad de las cooperativas y empresarios, que tienen contratos con el estado y sacaron buena parte de sus utilidades. Otros fungen de opositores al gobierno, otros pusieron el dinero por parientes, amigos y no quieren verse involucrados. Hasta llegar a los que eran perseguidos y se convirtieron en socios de Evo y Linera en verdaderos emporios económicos. Saben que fueron víctimas, que su silencio es delictivo, pero primero están los intereses y después el honor y la justicia. 
   
El montaje giró producto del pacto con las autoridades de Santa Cruz, pero era urgente, por eso se concretó a la semana de las ejecuciones en el hotel Las Américas. Era imprescindible para los intereses de Evo y cía., pues querían evitar como diera lugar una reacción social, que podía terminar con muchos muertos y con ello el fin del gobierno. La inmovilidad pactada con las autoridades políticas, tuvo como propósito el desarrollo del montaje, hiriendo de muerte la lucha por la causa autonómica y provocando el destierro de sus verdaderos líderes, que fueron entregados. Todo fue un burdo negocio, donde el dinero fue el fin y la traición el medio.

Esto prueba que Subirana no solo logró infiltrar en el Ministerio de Gobierno a su socio Luis Clavijo, como una pieza del montaje, sino que también tuvo acceso a la corrupción que se había apoderado en nombre de la autonomía en Santa Cruz. Ciego en su ambición nunca le importó la vida, la libertad, peor la dignidad de sus coterráneos. Solo vio la oportunidad que había venido buscando y la tomó como si una deuda le diera derecho a destruir familias.

Atrás quedaba su vergonzoso paso por la política, promovido por Johnny Fernández. Llegaba a titular del Ministerio de Justicia, en el gobierno del Gral. Banzer, el mismo que lo despidió meses después, al evidenciar que no solo asistió a la audiencia del criminal Diodato, sino que había tejido un entramado de corrupción con la mayoría de los implicados en el caso. Se conoció que tiempo después, fue expulsado de su logia, por extorsionar a sus dirigentes. Todo este cúmulo de delitos, se convirtió en una experiencia que la puso en práctica, MAS los casos que resolvía vía el soborno y a través de sus medios los transformaba en prestigio. Los mismos que los echaron ayer, hoy asistían presurosos a su oficina para buscar pactar con el "colla de oro", como lo apodaban a su socio Luis Clavijo.

Todo cambió el día que se conoció la grabación del exfiscal Soza, donde lo acusaba de quedarse con el dinero que pedía en nombre de él. Ya la detención de Zvonko hijo, fue una clara señal que el abogado infalible se había terminado. Pues su socio Luis Clavijo había corrido suerte diferente y al mes del crimen de Rósza estaba fuera de su cargo, para luego ser callado en Panamá, destino que le terminó imponiendo el gobierno.

Pasaron los años, la verdad salió a luz y brilla tan fuerte que pese a que varios cierran los ojos siguen viendo como se acerca el fin de su impunidad. Los socios Subirana y Clavijo han vuelto a mentir, lo han hecho ante un fiscal. Un delito MAS a su terrible colección, pero con la diferencia que la opinión pública está cansada de los canallas. Se refugian bajo los crímenes del gobierno, la traición de Rubén Costas y en el silencio de los extorsionados.

La carta del exfiscal Soza, es el empujón que siempre faltó. No queda ninguna duda de sus delitos, de los millones que se robaron, que pese a sus esfuerzos de seguir buscando la protección de gobierno, saben que la cuerda se soltó. Muy debajo de su beligerancia pública, el miedo está a flor de piel. La venta de sus bienes empezó, son sus vacas y propiedades rurales que acapararon las primeras en salir a su venta, saben que todo es cuestión de tiempo. Solo queda el insulto desde sus medios de comunicación que nadie los lee, pero evidencia su pronta fuga y su profecía contra el gobierno. 

La investigación que están llevando a adelante los fiscales, sobre la reunión de la traición, está en marcha. Nadie puede detener la fuerza de las pruebas que develará si Clavijo y Subirana eran los delegados por Evo Morales para pactar con Rubén Costas. ¿La imputación de Ronald Castedo y Juan Carlos Velarde fue un incumplimiento de lo pactado? ¿La exclusión de Francisco Cirbian fue una paga adicional?

El montaje fue desenmascarado total e íntegramente, jurídico y políticamente. Hoy los bolivianos, y en especial los cruceños, deben conocer toda la verdad sobre la terrible traición a su lucha autonómica. ¿Quién se robó sus aportes económicos? ¿Quién negoció su voluntad expresada en las urnas? ¿Quiénes postergaron sus sueños de un mañana mejor? El tiempo ha llegado.                

                


           

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