Carta
a mi padre
Como cada 19 de marzo, desde
tu partida el 19 de diciembre del año 2000, me embarga una soledad que me
provoca el mayor laberinto de sentimientos, evocándome lo feliz que era con tu
existencia. Pues más de una década no ha sido suficiente para atenuar este océano
de recuerdos. Dios en su inmensa grandeza ha transformado la fatalidad en
esperanza y me permite encontrar en mi persona rasgos, gestos y apreciaciones
que el tiempo con sus misterios la han vuelto una prueba indeleble de tu vida.
Sí Don Sergio, hoy te haya
abrazado con la misma intensidad que el
niño que llevabas a la escuela, con la del joven que dirigiste en el camino de
la vida, con el hombre que cambiaría todo en este mundo, por volver a sentir
por un segundo la seguridad de tu abrazo, la firmeza de tu voz, la ternura de
tus palabras y la sencillez de tu vida.
La distancia a tu última
morada me condena, tus enseñanzas hoy florecen con la madurez de los años, tu
ejemplo fortalece mi compromiso con mi semejantes, tu recuerdo siempre presente
me inspira a reinventar el presente y soñar con un futuro que en cada momento
se vuelve día.
La imagen de tu presencia
esta siempre detrás de mis ojos; en todos los acontecimientos importantes de mi
vida, en todas las decisiones que he tenido que tomar, en todas mis tristezas, pero
sobre todo en mis alegrías, siendo parte esencial de todos mis anhelos, siempre
estás conmigo.
Es una fecha de alegrías,
donde la familias se reúnen para celebrar el día del padre. Aprovechando su presencia
y disfrutando de pequeños momentos que hacen que el mayor milagro del creador,
tenga un profundo y singular propósito.
Mil felicidades querido
padre, que las bendiciones se desborden en todas las familias, que nuestros
buenos y sinceros deseos lleguen al padre más joven y fortalezcan al padre que
hoy lucha por un día mas.
Se que hayas querido que
todo lo que escrito y siento, te lo ya expresado de la forma más privada, en
voz baja, atesorando cada una de las sílabas y escudriñando cada una de las
frases, para revitalizarte y con una sonrisa dejar escapar una lágrima que
delata tu sensibilidad y tu don de hombre de bien.
Solo te repito que te extrañaré siempre, que jamás dejaré de ejercer mi condición de hijo, que solo tengo
agradecimientos acumulados en mi corazón y que mi cerebro nunca para de proyectarte.
Así es mi vida contigo, pero sin vos. Iluminada por tus deseos, cultivada por
tu consejo, tenaz por tu ejemplo y agradecida por la amistad. Hoy tu familia
separada por el abuso, se mantiene digna en el sacrificio y luchando una vez más
para lograr que la verdad y la libertad terminen triunfando.
Hasta pronto querido
padre.
Mis más sinceras felicitaciones en el día del padre a Don Sergio Náyar Justiniano y a todos los padres un fuerte abrazo!!!
GUIDO NÁYAR PARADA
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