jueves, 7 de marzo de 2013

La tierra avasallada


La tierra avasallada

Editorial del periódico El Deber 08 Marzo 2013


MAS AVASALLAMIENTOS EN SU MAYORÍA IMPULSADOS POR EL GOBIERNO






El departamento de Santa Cruz, que genera el 75% de lo que comen los bolivianos, sigue siendo el más golpeado por los avasallamientos de tierra que tienen impacto directo sobre la producción agrícola, además de atentar contra la propiedad privada y el medio ambiente. Las constantes demandas de condiciones de los sectores productivos cruceños para perseverar en su actividad parecen caer en saco roto, mientras se robustece el músculo de los avasalladores.

Hace pocos días, en una violenta acción, más de un centenar de campesinos de organizaciones con supuesta filiación progubernamental, intentó apoderarse de 6.000 hectáreas de las 32.000 pertenecientes a la comunidad menonita de El Tinto, a 160 km al naciente de esta ciudad, donde habitan más de 200 familias. Al mismo grupo se le atribuyen otras ocupaciones irregulares en la zona. Se ha llegado a establecer que 70 predios productivos, equivalentes a más de 50.000 hectáreas, están en poder de los avasalladores.
En medio del conflicto se han deslizado acusaciones contra el Gobierno de ‘negociar’ tierras fiscales en Santa Cruz, lo cual fue rechazado por un viceministro del área a tiempo de anunciar ‘mano dura’ contra los avasalladores y agilizar el tratamiento de una ley para frenar la toma de tierras, garantizando el derecho propietario y mayor seguridad a los productores de la región. Con intervención de fiscales y policías, a ver si llegan a algún puerto las investigaciones sobre los últimos hechos en los que hubo violencia y hasta rehenes tomados por los usurpadores.

                   "El gobierno continua con el tongo y los dirigentes del sector siguen el juego"                                         

En todas las épocas y gobiernos, las tierras del oriente siempre han representado un botín apetecible para propiciar asentamientos y distribuciones irregulares entre adherentes y simpatizantes del poder de turno. Estos ‘tiempos de cambio’ no han sido la excepción desde que el propio presidente del Estado ofreciera tierras fiscales del oriente a ciudadanos del occidente para traslados masivos, similares a los efectuados en el pasado. Todavía se recuerda el acarreo no planificado de miles de campesinos del altiplano a Pando, una medida que convenía a los planes electorales del oficialismo. Por su parte, colonizadores y cocaleros hacen de las suyas invadiendo tierras ajenas e incluso reservas y parques naturales donde se han extendido los cultivos ilegales de coca para la fabricación de cocaína y el narcotráfico. Aplicando rigurosamente la ley o con mano dura, ya es tiempo de poner fin al festín por la tierra en el oriente

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