domingo, 26 de junio de 2011

A FALTA DE CABALLOS TROTEN LOS ASNOS

Si, un dicho que se aplica con matemática exactitud a la realidad política y social que nuestra querida Bolivia viene soportando durante ya casi una década, donde hemos presenciado como testigos impacientes del más repugnante servilismo, a la más jocosa justificación, cumpliéndose el viejo proverbio: “A rio revuelto, ganancia de pescadores” y no es por un tema bursátil, peor algo referido a la inestabilidad de nuestro país, sino de la llegada al pantanoso terreno de la política, a un centenar de personajes y personalidades que por tiempo habían negado cualquier interés en participar en la apasionante actividad del servicio público, peor liderizar una corriente partidaria.
Empresarios a granel, dirigentes gremiales, sindicales, indígenas de diferentes etnias, dirigentes cívicos tanto citadinos como provincianos, periodistas y por último la nueva categoría logieros, configuran un amplísimo ofertón, sumado algunos que cambiaron de camiseta, claro, por el bien de la Patria y otros que al persistir en su afán lograron la feliz inclusión. Por supuesto que todos tienen un denominador común, no son políticos, y lo puntualizan a voz en cuello cada vez que tienen la oportunidad, parece comedia pero es tragedia, podíamos señalar sin temor a equivocarnos con sus raras excepciones para confirmar la regla, la improvisación ha sido una constante en esta importantísima actividad humana y digo bien y lo repito humana.
 Max Weber definía perfectamente al político profesional y señalaba: “primero es sentido del deber, en toda su actuación y si ha de ser fiel a su verdadera vocación, tiene que tener no sólo pasión y sentido de la responsabilidad sino también mesura, que es la cualidad que le puede dar, sentido común”.
¿Por qué entonces al comenzar el XXI se acentúa entre el ser y no ser? Acaso responde a una simple estrategia, oportunismo criollo que sintoniza con el común de la gente, al cinismo contra producente para lograr una diferenciación efímera que le permita alcanzar la meta, todo pareciera ser presa de la mayor confusión. Para servir hay que saber y en la política esto no es una excepción, es una regla, la negación tuvo consecuencias insospechadas y el artificio logró su propósito, la ciencia había sido canjeada por el ilusionismo y una gama de nuevos actores pululaban en el firmamento de la política nacional.
El explosivo mundo de las telecomunicaciones, su masificación, su globalización, su democratización, han cambiado definitivamente el ritmo de la política, dicho de la manera que sucede, los medios con su poder y su inagotable demanda de noticias logran en cuestión de horas hacer pasar del personaje más desconocido al rey del rating, produciendo también el efecto a la inversa. Esta no es una transformación improvisada, fue producto de la visión y la necesidad de la vieja política que buscó cómo lograr acercar más rápido a la gente e interactuar con ella, una vez más se ratifica que el que menos improvisa gana.
Los gobernantes nunca se han quedado atrás en esta materia, por el contrario, últimamente ingentes cantidades de dinero se han gastado en adquirir todo tipo y la mayor cantidad de medios de comunicación a través de sociedades espúreas y la incorporación de un masivo contingente de periodistas que han hecho temblar el erario nacional, todo con el fin de potenciar el régimen y desprestigiar al disidente, en un marco de ilegalidades y denuncias de corrupción, jamás se les ha pasado por la mente defender uno de los principios fundamentales de la democracia, la libertad de expresión, tan combatido en este lustro, con todo tipo de abusos y atropellos.
Todo parece tener sentido y una génesis casi cantada, el comprarle al heredero siempre ha sido un gran negocio hasta en la política, hagamos un poco de memoria, dos personas ya en la historia de Bolivia: Jorge Quiroga Ramírez y Carlos Mesa Gisbert. El primero le guste o no, heredó la silla presidencial y un partido, ADN (Acción Democrática Nacionalista), que se había logrado mantener más de veinte años en el poder y que sin lugar a duda su máximo apoyo popular había sido producto de una propuesta liberal que fue aplicada con éxito al principio y con altibajos en la alternancia por personajes que jamás estuvieron convencidos de sus reales beneficios para el común de las personas y que solo la necesidad los obligó a implementarla y sus propios intereses los llevó a las profundidades del ostracismo, el afán de la diferenciación, el dejar la huella para un futuro, el crear su propio instrumento, el famoso culto al personalismo, dieron como resultado la agonía del partido y una vida casi vegetativa de sus ideología, había sido sentenciado por la estrategia y el cálculo personal, siendo el objetivo el nacimiento de la futura opción, basado en el pragmatismo y las operaciones matemáticas de sumas y restas, coronado con la indubitable selección del personal necesario, todo esto elaborado en la más moderno software, parecía infalible, el olfato un sentido altamente desarrollado en esta actividad generaba grandes colas e interminables aplausos, seguidos de elocuentes conferencias, charlas, entrevistas, todo era cuestión de tiempo, el terno bien planchado y hasta el bote más grande de sorojchi pills, dieron como resultado la noticia menos esperada. ¿Por qué si teníamos todo? El mejor candidato, el mejor programa, la mejor lista, contábamos con el apoyo y la simpatía general según las encuestas, pero como muchas veces en el último tiempo se habían olvidado de lo más importante, el alma, la mística y todo aquello que eleva y dignifica al ser humano en el servicio público.
La herencia de Carlos Mesa Gisbert fue diferente, fue testigo impasible del derrocamiento de su presidente y luego pactó con el verdugo del mismo, el poder se encargó del resto, sin olvidar que todo se basó desde ese momento en una permanente compra de tiempo, exacerbando los regionalismos, la confrontación entre oriente y occidente buscando el “divide y reinaras” que por un tiempo le permitió gozar de una burbuja de apoyo popular, pero no todo es retorica y la falta de sustancia dieron por cerrado el telón de la historia política en este breve paréntesis, el partido MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) que por más de 50 años de vida republicana había sido el protagonista fundamental de revoluciones y cambios para conservar el poder, se había agotado, cual ilusión óptica que se desvanece ante la contundencia de la realidad. Sí, había logrado lo casi impensable, liberar al pueblo boliviano de su deuda adquirida con la reformas políticas y sociales del 52 y ese contrato social había fenecido, estando las partes en plena libertad de escoger el camino que quisieran recorrer, atrás quedaron las glorias y las reiteradas victorias electorales con o sin contendientes. ¡Qué capacidad! ¡Qué ingenio para perder en el menor tiempo posible, el mayor patrimonio político que existió en buena parte del siglo XX y principio de nuevo siglo! No sólo por la pérdida del poder, sino por la capacidad destructiva de teñir de forma irreparable el futuro inmediato de la avenida rosada. 
Todo esto concluye que la teoría de la negación tuvo consecuencias funestas para los actores y sobre todo para los electores, generando una de las mayores confusiones, que provocaron el surgimiento de la impostura política, en la gala de variedades desde la más folclórica y colorida, hasta el más secante individualismo, que contribuyó de la forma más contundente a la aparición y consolidación del proyecto populista, que ha tenido como centro y contenido la defensa de la hoja de coca ilegal y el barniz de las reivindicaciones sociales, llamado socialismo del siglo XXI, sumado a la urgente necesidad de una izquierda internacional articulada por ONG que han escrito y dirigido todo un proceso con trasfondos insospechados, con cuantiosos recursos, que han sido capaz de elaborar sin ruborizarse cuentos de los mas satánicos, volviendo virtuoso al violento, condecorando al más rebelde, mistificando al más intrascendente de los mortales, todo con fin imponer a toda costa su romántico y añorado comunismo, claro que para eso tengan que usar la tragedia y postergación histórica del hombre de campo,  haciendo aparecer como indígena a  miles de mestizos que hoy son más pobres y no tienen ni vestigio de su orgullo y dignidad.
¿Dónde está el empleo prometido? ¿Dónde está la patria querida? El retorno de miles de bolivianos sigue siendo la agenda pendiente, las cárceles del mundo son hacinadas por miles de bolivianos, ha cambiado todo para que no cambie nada, pero el hombre de la ONG sigue ganando en euros, mientras el boliviano su sueldo se devalúa cada día más cuando obtiene algún ingreso y contempla como su vecino adquiere bienes a manos llenas por su intermitente trabajo en la zona del Chapare, persignarse antes de salir de su casa pese que el presidente le pide que levante el puño, pero él no sabe si va a volver a ver sus seres queridos.
Todo esto configura el nuevo escenario de la política nacional, con un cinismo sin límite infectado de tránsfugas, oportunistas, individualistas y todo tipo de personas que han encontrado la forma de  uniformizarse en su necesidad insatisfecha, “yo soy de izquierda y me toca parte del poder”, “claro sin trabajar y mejor si esta hecho”, “también lo podemos tumbar y quitárselo”, “al final para eso están nuestros camaradas en el poder judicial nombrados a dedo por EVO y hacen todo lo que le pedimos”,  pero no se olviden de ellos. Al final la ecuación está hecha,  supuesto TERRORISMO para callar a los verdaderos autonomistas, LEY QUIROGA SANTA CRUZ retroactiva para perseguir a cualquier criticón o disidente, LEY ANTIRACISMO para callar la crítica de los periodistas y atentar contra la libertad de prensa, COMISION DE ETICA para parlamentarios que se burlen del gobierno y la ultima violación a la democracia son los AGENTES ENCUBIERTOS para quitar todo atisbo de privacidad y convertir a nuestro país en un régimen dictatorial y represivo.
Claro que uno quiere en lo más profundo, que los políticos ocasionales recuperen la racionalidad, la lealtad que no sea una virtud en esta actividad, debe ser una condición esencial, que importe los medios y no solo el fin, que la ley es el alma de la democracia, que las reglas del juego se respetan y la decisión del pueblo sea sagrada y nada ni nadie puede cambiar una vocal, peor una autoridad electa, que hay que asumir a cabalidad su rol de servidor público y que hay que motivar a participar a todos porque la política es muy importante para dejársela solo a los políticos, que los empresarios consigan el desarrollo de la empresa, pues la mentira y la traición deben ser condenadas con todo el rigor y no vista como una viveza criolla, claro que no voy a pedir peras al olmo.
La urgencia de un verdadero proyecto nacional, la necesidad de mirar más allá de las montañas, los valles y los bosques, que hasta la peor de la locura tiene límites, el cuento del gato y el ratón ya no distrae a nadie, es hora de encarar con toda convicción el desafío de plantear soluciones reales al hambre, seguridad, empleo y lo debemos hacer juntos, sin complejos, con justicia, por el bien común. Rematamos este artículo con una frase de Churchill: El político se convierte en estadista cuando empieza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.

GUIDO NAYAR PARADA


No hay comentarios:

Publicar un comentario