sábado, 7 de septiembre de 2013

Atrapados sin salida

Atrapados sin salida

Periódico El Deber Editorial 07 Septiembre 2013

La captura por el FBI en Miami del mayor de la Policía boliviana Mario Frabricio Ormachea cuando estaba extorsionando al empresario Humberto Roca, viene a colmar de ignominia a la institución del orden y al país. Otro policía boliviano, con grado de general, René Sanabria, está preso también en Miami desde principios de 2012, por haber sido capturado con una carga de cocaína que llevaba a Estados Unidos. Sanabria fungía como ‘zar’ de la lucha antidroga en el país y trabajaba codo a codo con ministros y otras autoridades gubernamentales.

Sobre el caso de Ormachea, empeorando aún más las cosas, las autoridades de la Policía dan informes confusos sobre la condición en que se encontraba en el momento de su captura: unas versiones dicen que había desertado de la institución y otras que estaba cumpliendo una misión. Esta situación de crisis de la Policía se presenta, casualmente, cuando el país es asolado por bandas de delincuentes que están importando la industria del secuestro, tan próspera en otros países aunque desconocida en Bolivia, hasta ahora. Narcotraficantes que actúan en las escuelas, pagando a niños que deben hacer de agentes de venta de la cocaína, como se acaba de descubrir, muestran que se trata de una actividad que no perdona ni siquiera a la niñez.

Este tétrico panorama se hace más desesperante cuando se observa la crisis en que está la justicia y el lamentable estado en que están las cárceles del país. La ecuación es para llorar. Delincuencia en las calles, en las puertas de las escuelas, policías corruptos y jueces ineptos. Si faltara algo para pintar con colores de desesperación este panorama, no hay empleo en actividades lícitas, como lo refleja la corriente de emigrantes que solo hacia Brasil tiene un ritmo de 800 ciudadanos por día. Estos emigrantes muestran que la única salida a esta situación desesperante es el exilio, como el de los compatriotas que han debido dejar el país por razones políticas y que suman 775 en el actual Gobierno.

Decir que la Policía siempre fue corrupta o que anteriores Gobiernos tampoco hicieron nada es una excusa imperdonable, una patraña. Los síntomas sobre la inseguridad ciudadana, la desprotección de las instituciones y la actitud indolente de las autoridades muestran que el país está ante un riesgo nunca visto. Circunstancias como las que atraviesa ahora el país exigen soluciones urgentes y radicales. Esta vez sí, se podría decir, el país está en un riesgo terminal. Hacerse los desentendidos o mirar para otro lado es una peligrosa irresponsabilidad

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